Fiesta sorpresa de cumpleaños I


La primera fiesta sorpresa que hice fue para mi novio en su 30 cumpleaños. Como bien os decía es difícil organizar una sorpresa cuando vives con esa persona y más si está todo el día en casa ya que estaba convaleciente de una lesión y todavía llevaba muletas.


La celebración tuvo lugar en Madrid, donde residimos, venía gente de fuera (sus hermanos y mi hermana con su novio) y se quedaban en nuestra casa todo el fin de semana. Así que en lugar de darle solo una sorpresa, le preparé todo un fin de semana lleno de ellas.

El viernes le dije que íbamos a cenar fuera para que saliese de casa y le diese un poco el aire, hacía días que no salía, se empezó a impacientar porque yo hablaba mucho por teléfono y no paraba de mirar la hora. El problema es que hacía muy mal tiempo y tardaron más de lo esperado en llegar hasta Madrid. Cuando ya me dijeron que estaban en el restaurante, fuimos para allí. Yo solo quería llevarle hasta la barra y él empeñado en ir hacia el camarero para que nos buscase una mesa, hasta que por fin se giraron todos y los vio. Estuvo en shock durante unos minutos, luego ya reaccionó.

Al día siguiente, poniendo cara de póker, soltando alguna que otra mentira y con la ayuda de mi hermana, nos fuimos a casa de un amigo a preparar la cena (pequeños pintxos que pudiesen comerse fríos como: empanadillas, tortilla, embutidos, croquetas, etc…), menos mal que nos dejó su casa porque el bar que había alquilado no abría hasta las 23:00 y no era plan de cenar tan tarde. Volvimos a casa, nos preparamos y fuimos en busca de un taxi. Le vendamos los ojos y le dimos la dirección escrita al taxista que colaboró un montón y se portó genial. La pena, que ya se lo imaginaba y el trayecto en taxi acabó por confirmarle nuestro destino.
 
Se pensó que con eso se acaba todo pero para las 23:00 recogimos el chiringuito y nos dirigimos al bar que había alquilado, lo compartíamos con otros cumpleaños pero estuvimos muy a gusto y sin problemas de espacio. Allí ya nos encontramos con el resto de gente que no había podido ir a la cena. La verdad es que él se lo pasó fenomenal y lo disfrutó un montón, lo único malo que no había taburetes en el bar y tuvo que estar de pie toda la noche.

El domingo comida familiar y le di su regalo de cumpleaños: un libro con fotos de él desde que nació hasta la actualidad.


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