En buena compañía
Si ya lo dice el refrán no hay dos
sin tres. El pasado viernes iba a ver el partido de España a casa de un amigo,
tan feliz y tranquila y en el descanso fui engañada, otra vez, empiezo a pensar
que vivo muy feliz en mi mundo…. Resulta que unas amigas habían elegido ese
viernes para hacerme una despedida.
Me dieron un pijama para que me
cambiase, qué feliz era yo en ese momento, por fin iba a salir a la calle en
pijama, que comodidad. Me pusieron una corona y a la calle. Al principio
intentaban hacerme alguna que otra pruebecilla para que pasara vergüenza pero fueron
buenas y no eran muy comprometidas.
Después de una buena cena,
continuamos la fiesta en un bar que tenía música en directo, y todo iba muy
bien, con mini pruebas fácilmente realizables y que fui consiguiendo poco a
poco, como conseguir que me hicieran con papel higiénico un vestido de novia…el
resultado un poco raro pero bueno bien; bailar con algún chico del bar; responder
preguntas sobre ellas; conseguir una camiseta, pulsera o que nos invitaran a
algo… Pero lo peor fue cuando a una de mis malvadas amigas se le ocurrió
decirle algo a los que estaban tocando en directo, os podéis imaginar mi
reacción cual niña pequeña que la llevan al médico, y cuando pensaba que me
había librado se dirigió a mí y me hizo subir al escenario… no he pasado más vergüenza
en mi vida. Fueron pocos segundos pero parecieron una eternidad, finalmente el
tío me dijo: “has perdido tu minuto de gloria”, uf, que alegría me dio. Luego me
volví a encontrar con él en otro bar y estuvimos hablando, muy majete.
Si hago balance de la noche, me
llevo un gran recuerdo, una buena noche en muy buena compañía y es que eso es
lo único que necesitas.
Chicas muchas gracias, ¿cuándo
repetimos? Pero esta vez voy bien vestida, que no sé por qué, me da que no he
creado tendencia, jajajaja.
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